Terrorismo de Estado mundial: Palestina tierra arrasada (por Stella Calloni)

No hay ningún argumento que justifique lo que está haciendo Israel en Palestina, y menos aun cuando la aplicación del terrorismo estatal israelí no comenzó el pasado 7 de octubre, sino que viene sucediendo desde hace 75 años

CAPAC – por Stella Calloni

No hay ningún argumento que justifique lo que está haciendo Israel en Palestina, y menos aun cuando la aplicación del terrorismo estatal israelí no comenzó el pasado 7 de octubre, sino que viene sucediendo desde hace 75 años, agravado en los años 60, por lo cual nadie que reclame el cumplimiento de los derechos y normas internacionales o el respeto a los derechos humanos, exigiendo un alto al fuego a Israel tiene por qué que hacerlo a la defensiva.

La reciente ofensiva lanzada por la organización político militar Hamas , entre  otras  surgidas  en la resistencia del pueblo palestino,  sometido a permanentes acciones  terroristas del Estado israelí a lo largo de mediados del siglo pasado  y en lo que va de este, se produjo en momentos de un  creciente aumento del avance en el despojo que significó la instalación permanente de nuevos asentamientos, obligando por la fuerza a familias palestina a abandonar sus tierras violando toda la normativa internacional.

Esta actitud de ejercer en forma permanente la violencia contra la población palestina que ya estaba en condiciones de sobrevivencia revelaba la impunidad con que los gobiernos fundamentalistas y colonialistas de Israel sometían al terror al pueblo palestino expulsado de sus hogares por la impiedad de los colonizadores y carceleros.

Es también terrorismo que dos millones 200 mil palestinos -una mitad son niños y jóvenes- permanezcan viviendo en un pedazo de tierra acorralado entre el mar y un inmenso muro israelí, considerado como la mayor cárcel a cielo abierto en el mundo.

Ahora han sido condenados directamente al exterminio, con una claridad aterrorizadora en el lenguaje del mayor responsable de esta decisión.

¿Es posible que no haya una reacción internacional contundente ante el discurso más reciente del Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pidiendo “una guerra santa de aniquilación” contra el pueblo palestino mientras bombardea el último pequeño territorio de lo que queda de Palestina saqueada durante todos estos años por los sucesivos gobiernos del estado israelí?

Netanyahu, considerado incluso por una buena parte de la población de Israel, como   un fundamentalista, supremacista racista ordena pública y abiertamente el exterminio del pueblo palestino con aterradora precisión en su mensaje.

“Apelando a Amalek, nación de la Biblia hebrea que a los israelitas se les ordenó eliminar en acto de venganza. Ustedes deben recordar lo que los amalecitas les hicieron, según nuestra sagrada Biblia. Ahora vayan y hiéranlos y destruyan absolutamente todo lo que tengan y no los perdonen, pero mátenlos, tanto a hombres como a mujeres, infantes y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y burros, afirmó Netanyahu, citando a Samuel 15:3, al anunciar una nueva fase en la ofensiva en la Franja de Gaza” (La Jornada 30 de octubre México).

Para el Primer Ministro de Israel denunciado por un sector del pueblo israelí, que realizó grandes movilizaciones ante la decisión totalitaria de este funcionario de imponer una reforma judicial, que la mayoría rechazó, además de eludir la denuncia por corrupción y abuso de poder, estas acciones de Hamas fueron vistas como la gran oportunidad   de silenciar todas las voces dentro y fuera del país que estaban demandando su destitución.

En medio de un torbellino nadie pudo establecer con claridad cuáles fueron los alcances de la “ofensiva” de las brigadas armadas de Hamas. En ningún momento se estableció o se pudo ver en qué lugar se produjo la “masacre” ni se vio a las víctimas de la misma. La “masacre” se conoce por un relato sin imágenes, lo que resulta imposible de creer en un país que tiene uno de los más perfeccionado y siniestros organismos de seguridad e inteligencia.

Esto ha llevado a poner en dudas ese relato y ya se investigan todas las etapas de la “ofensiva” de Hamas, que dejan dudas sobre sus resultados, especialmente porque Netanyahu movió sus piezas tan rápidamente como si hubiera estado todo preparado, para dar el “toque final” al tema palestino.

Estas dudas se agravan después de los fracasados intentos de exhibir un video, que “alguien” había grabado de niños degollados supuestamente por Hamas, una pieza de terror si las hay. Ya había pasado más de una semana y media cuando se hizo este intento para justificar lo que vendría, pero aunque no pudo sostenerse permitió avanzar hacia la ocupación de Gaza y producir una limpieza étnica hasta no dejar nada en pie, un viejo y repetido plan del fundamentalismo israelí. 

Detrás se alineaban una cantidad de intentos similares de presentar videos falsos sobre atentados como sucedió durante las últimas guerras coloniales de este siglo XXI. El mundo fue aterrorizado con imágenes, sobre supuestas filmaciones entregadas por terroristas que mostraban a los “salvajes musulmanes” degollando a presuntos rehenes británicos o europeos, hasta que por fin se pudo saber que los “ejecutores” ni siquiera eran árabes ni los ejecutados eran periodistas o militares “extranjeros”. 

Eran oficiales de las fuerzas especiales, o mercenarios a su cargo, de los países que integran a la Organización del Atlántico Norte (OTAN) creada en 1949, para supuestamente cuidar a las fronteras de Europa.  Ahora son los gendarmes del mundo “occidental” fuerzas especiales, criminales en todas sus actuaciones.

Todavía falta mostrar al mundo los horrores y las violaciones a los derechos humanos cometidas por los mercenarios de la OTAN. Ya hemos olvidados las cárceles iraquíes donde los oficiales y soldados de las fuerzas invasoras grababan las torturas a las que eran sometidos hombres, mujeres y niños víctimas de las tropas invasoras,

La impunidad con la que han cometidos y siguen cometiendo como lo hace Israel en estos momentos crímenes de guerra, genocidios donde han muerto miles y millones de personas asesinadas en forma atroz por los invasores y las tropas de ocupación de los que matan en nombre de la “democracia” occidental o por “motivos humanitarios”.

¿Continuaremos permitiendo que los Estados terroristas como son Estados Unidos, Israel, Gran Bretaña, y otros sigan matando a millones de inocentes en el mundo?

¿Seguiremos permitiendo los aberrantes crímenes cometidos por el estado de Israel escudados detrás de las víctimas del holocausto nazi en la segunda guerra mundial?

Un ejemplo es la cárcel de Guantánamo, en la base militar que mantiene el “humanismo” de Estados Unidos en el territorio ocupado ilegalmente en Cuba, convertida en un laboratorio de experimentos de torturas, que también han aparecido por televisión. ¿puede continuar existiendo en estas circunstancias?

Seguimos olvidando las cárceles secretas de la civilizada Europa, el horror entre los horrores y ahora ¿debemos quedarnos en silencio ante uno de los grandes crímenes contra la humanidad que está cometiendo Israel en Gaza y permitiendo que esto suceda? En estas últimas horas del 2 de noviembre Israel ha lanzado toneladas de explosivos en sus bombardeos cotidianos que equivale a dos bombas atómicas.

¿Seguiremos aceptando la censura mediática que el imperialismo nos ha impuesto en el caso de Rusia-Ucrania y ahora de Israel y lo que queda de Palestina? 

Estos son los interrogantes ante la intensidad de lo que está sucediendo en la Franja de Gaza, que nos lleva hasta la memoria de Hiroshima y Nagasaki, cuando ya prácticamente rendido Japón,  Estados Unidos, lanzó entre el 6 y el 9 de agosto de 1945  dos bombas  atómicas contra esas dos poblaciones inermes para  “probar” sus efectos, dejando alrededor de 300 mil víctimas, que murieron en forma atroz. Pero además los efectos radioactivos continuaron y han marcado para siempre la vida de millones de seres humanos. A partir de ese momento los gobiernos de Estados Unidos han aplicado el terrorismo rampante a nivel mundial.

Salvando las circunstancias y situaciones actuales es lo que hoy está haciendo Israel y Estados Unidos en Gaza, sobre cuya población han probado armas de última generación y otras como el fósforo blanco como han advertido los heroicos médicos que trabajan sin insumos en Gaza, tratando de salvar vidas, en medio de un desastre humanitario pocas veces visto en vivo y en directo. Si dejamos que bajo el mandato de Netanyahu se extermine a un pueblo, se permita que en horas mueran más niños, que en los diversos conflictos en el mundo, ¿Cuál puede ser el destino de nuestros países?

¿Dónde está la defensa de la humanidad y qué dejamos como futuro a millones de jóvenes y niños? 

Nuestros gobiernos deben prepararse ante la alerta que significan -en otro relato de horror- que se mencione los peligros de atentados en nuestros países donde hay comunidades judías. Esto significa que –como viene sucediendo desde años atrás- que se produzcan nuevos atentados de falsa bandera, a los que tanto nos tienen acostumbrado Estados Unidos e Israel, sin olvidar a Gran Bretaña y otros países. Por esta razón los pueblos en las calles de todo el mundo reclaman por justicia para el pueblo palestino y son hoy una luz de esperanza entre tantas sombras, cobardías y complicidades que degradan a la humanidad.

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