Burkina Faso juzga a asesinos de Tomás Sankara
Un tribunal militar de Uagadugú inició el lunes 11 el tan esperado juicio de 14 hombres, entre ellos el ex-presidente Blaise Compaoré, acusados del asesinato del líder marxista-leninista de Burkina Faso, Thomas Sankara, hace 34 años.
CAPAC – tomado de Al Mayadeen en castellano
El asesinato de Sankara, icono panafricanista, ha ensombrecido durante años a este pobre Estado del Sahel, alimentando su reputación de turbulencia y derramamiento de sangre.
Campaoré gobernó el país durante 27 años antes de ser depuesto por un levantamiento popular en 2014 y huir a la vecina Costa de Marfil, que le concedió la ciudadanía.
Él y su antigua mano derecha, el general Gilbert Dienderé, que en su día dirigió el Regimiento de Seguridad Presidencial de élite, se enfrentan a cargos de complicidad en asesinato, daño a la seguridad del Estado y complicidad en la ocultación de cadáveres.
Diendere, de 61 años, ya está cumpliendo una condena de 20 años de prisión por ser el cerebro de un complot en 2015 contra el gobierno de transición que siguió a la destitución de Compaoré.
Otra figura destacada entre los acusados es el fugitivo Hyacinthe Kafando, antiguo suboficial de la guardia presidencial de Compaoré, imputado de dirigir a los pistoleros.
Compaore siempre ha rechazado las sospechas de que haya orquestado la matanza.
Sus abogados anunciaron la semana pasada que no asistiría a un «juicio político» que, según ellos, estaba viciado por irregularidades, e insistieron en que gozaba de inmunidad como antiguo jefe de Estado.
Sankara, joven capitán del ejército y marxista-leninista, llegó al poder en un golpe de Estado en 1983, con solo 33 años.
Desechó el nombre de Alto Volta, herencia de la época colonial francesa, y lo rebautizó como Burkina Faso, que significa «tierra de hombres honestos».
Impulsó un programa socialista de nacionalizaciones y prohibió la mutilación genital femenina, la poligamia y los matrimonios forzados.
Al igual que el antiguo líder de Ghana, Jerry Rawlings, se convirtió en un ídolo en los círculos de izquierda de África, alabado por sus políticas radicales y su desafío a las grandes potencias.
Burkina Faso lleva mucho tiempo cargando con el silencio sobre el asesinato y durante el largo gobierno de Compaoré, la cuestión de la sangrienta muerte de Sankara era un tabú.
Tras su destitución, el gobierno interino inició en 2015 una investigación sobre el episodio, y al año siguiente emitió una orden de detención internacional contra él.
Burkina Faso, uno de los países más empobrecidos del mundo, también lucha desde 2015 contra una insurgencia yihadista que se ha cobrado más de mil 400 vidas y ha obligado a 1,3 millones de personas a abandonar sus hogares.