El viejo guion contra Cuba pero con nuevas marionetas en escena (+ Video)
Después de haber fracasado durante décadas en el intento de destruir la Revolución, el vecino del Norte apela a nuevos métodos en el afán enfermizo de pretender cambiar el rumbo que esta Isla caribeña tomó hace mucho tiempo de manera soberana.
CAPAC – por Mailenys Oliva Ferrales y Ronald Suárez Rivas, fuente Granma
La Televisión Cubana volvió a denunciar, este miércoles, acciones que forman parte del llamado golpe blando que el Gobierno de Estados Unidos intenta gestar en nuestro país.
Después de haber fracasado durante décadas en el intento de destruir la Revolución, el vecino del Norte apela a nuevos métodos en el afán enfermizo de pretender cambiar el rumbo que esta Isla caribeña tomó hace mucho tiempo de manera soberana.
Sin embargo, tal como señalara recientemente el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su cuenta en Twitter, se trata de «un viejo guion importado con nuevos actores».
El material televisivo se refirió al artículo publicado en Cubadebate por el joven analista de medios de comunicación Javier Gómez Sánchez, con el título Los ideólogos del golpe blando: Open Society en Cuba y la articulación contrarrevolucionaria.
El texto señala que «la agresividad del periodo de gobierno de Donald Trump, y el posicionamiento de un discurso contra la Revolución, por actores mediáticos, con toda intención, repulsivos, han sido parte de los planes y no un accidente dentro de estos. Potenciándose una contrarrevolución que se presente como irracional y asqueante, respecto a la cual la neocontrarrevolución pudiera presentarse como alternativa, para que esta fuera vista por los cubanos como algo preferible».
Dentro de esa contrarrevolución gastada, sin una agenda propia, violenta y sin arraigo social, se asocian personajes como Berta Soler y José Daniel Ferrer.
La primera, una persona con un amplio historial de provocaciones respaldadas con dinero proveniente de la Fundación Nacional Cubano Americana en la Florida. En el audiovisual se argumenta que la falta de efectividad de sus acciones le han pasado factura, por eso la cantidad de dinero que recibe ha disminuido. Incluso, señala que ha sido acusada de utilizar esos fondos para beneficios personales y no para luchar por una supuesta «causa de Cuba».
A Ferrer podría definírsele como un delincuente común, con un historial delictivo considerable, promotor de acciones contrarrevolucionarias, presunto líder fabricado para dotarlo de reconocimiento internacional.
El pueblo cubano seguramente recordará el video difundido hace algún tiempo, en el que se golpeaba la cabeza varias veces contra una mesa, para acusar luego a un oficial del Minint de haberlo agredido.
En la misma cuerda de una contrarrevolución asociada a la marginalidad y la violencia, se incluyen otros personajes como Luis Manuel Otero, quien se ha dedicado, a través de grotescas expresiones seudoartísticas, a promover valores contrarios a la Revolución, los símbolos patrios, lindando una y otra vez con la ilegalidad.
De acuerdo con el análisis realizado en el Noticiero de la Televisión Cubana, entre estos «actores» de poca monta se encuentra también Maykel Osorbo, cuyos constantes llamamientos en las redes sociales a la violencia, al irrespeto y al desorden, abogan por una invasión estadounidense en Cuba.
En esa misma cuerda se mueve Denis Solís, un hombre cuya conducta agresiva y reprochable socialmente, lo condujo a ser sancionado por el delito de desacato, posicionándose como motor de movilización para la farsa de San Isidro.
Fuera de Cuba, la contrarrevolución se maneja también por otros individuos. Desde Estados Unidos desarrollan estas acciones con la anuencia, o, al menos, con el silencio de las autoridades de ese país, durante la administración de Trump, los siguientes elementos:
Yamila Betancourt, promotora de acciones terroristas en Cuba, que paga para la realización de actos vandálicos dentro de la Isla y usa las redes sociales para realizar convocatorias groseras al desacato.
Bajo el seudónimo de Ultrack, este otro representante de la contrarrevolución busca trasladar la agresividad de su lenguaje en redes sociales a la realidad cubana, es decir, a nuestras calles.
Y Alexander Otaola, quien inicialmente atrajo público y seguidores, abordando temas relacionados con artistas y la farándula, para luego definir su clara línea de agresión contra Cuba e incitar a un estallido social en la Isla mediante la desobediencia y el caos.
De forma paralela a estos exponentes de la agresión contra la Mayor de las Antillas convive otra versión de la contrarrevolución, que según el artículo La ned sí tiene quien le escriba, de Javier Gómez Sánchez, es una especie de nueva o neocontrarrevolución que busca erigirse como esa alternativa menos repulsiva, para terminar siendo la opción aceptada por el pueblo.
Aunque no son todos, entre los que están incluidos en esta línea figura Tania Bruguera, persona que, desde una construcción simbólica en el arte, busca beneficios y posicionamiento, y algunas de sus acciones coquetean con la ilegalidad, incluyendo la organización de una provocación en la Plaza de la Revolución.
En este mismo escenario aparece
Carlos Manuel Álvarez, director del medio «independiente» El Estornudo, quien, desde sus redes sociales, ha denigrado, con un disfraz de alto vuelo, tanto de la labor de los médicos cubanos en el exterior, como del Che y Fidel.
Otros vinculados a esta modalidad de la contrarrevolución son Omara Ruiz Urquiola, exprofesora del Instituto Superior de Diseño, participante de la farsa de San Isidro, y relacionada con altos funcionarios del Gobierno estadounidense en Cuba; y la periodista y exprofesora de la Universidad de La Habana, Elaine Díaz, radicada actualmente en el exterior, quien se dedicó a reclutar a jóvenes periodistas y universitarios para contaminar sus ambientes y pensamientos.
Se suman a la lista Eliécer Ávila, joven cubano radicado en Estados Unidos, quien ha declarado en múltiples ocasiones que apuesta por la violencia y la invasión a Cuba; y Ariel Ruiz Urquiola, activo en la labor de desacreditar a los médicos cubanos en el exterior.
También aparece en esta cadena Rosa María Payá, representante de los intereses de la extrema derecha de Miami en relación con Cuba, quien recientemente en su cuenta en Twitter publicó: «Por años he solicitado primero a la administración de Obama y después a la de Trump reincorporar al régimen de Cuba en la lista de patrocinadores del terrorismo porque es lo correcto y lo coherente».
Como respaldo a la actividad de estos promotores del cambio de régimen en Cuba también ha proliferado la creación de medios como Cibercuba, El Estornudo, Cubanet, El Toque y la Joven Cuba, entre otros.
«Son medios digitales creados y sostenidos como parte de una operación a largo plazo implementada por la cia en Cuba para fabricar una prensa que, desde internet, generara contenido político deliberadamente tóxico hacia la Revolución, bajo la fachada del ejercicio periodístico», precisa en su artículo Gómez Sánchez.
Mientras, desde ee. uu., organizaciones como la Usaid, la NED (National Endowment for Democracy) y la Open Society Fundations, estimulan, con concursos y becas, la promoción de líderes contrarrevolucionarios, como se ha hecho con la millonariamente financiada Yoani Sánchez, entre otros.
Es decir que, tanto la expresión grotesca y anexionista de los marginales dentro y fuera de Cuba, como la de las voces con un discurso más elaborado, es una misma contrarrevolución; unos gastados, menos atendidos por sus amos, y otros que responden a nuevos tiempos, con discursos aparentemente más conciliadores, pero con el mismo propósito final: derrocar a la Revolución.