Maceo y Guevara, unidos en la historia cubana
Antonio Maceo Grajales, el «titán de bronce», y Ernesto Guevara Lynch, el «guerrillero heroico», nacieron un 14 de junio. En 1845 en Cuba, y 1928 en Argentina. Gigantes, superlativos, inmortales. Estrellas que guiarán por siempre el devenir humano.
por Osmaira González Consuegra. Tomado de Vanguardia
Llega junio. Es día 14. Los cubanos pensamos en esta fecha significativa. Cuando la historia quiso hacer coincidir el natalicio de dos grandes hombres.
Por su talento y rebeldía Antonio Maceo Grajales, nacido en Santiago de Cuba en 1845 y Ernesto Guevara de la Serna que llegó al mundo en Rosario, Argentina, en 1928, se igualan en el tiempo. Se unen por sus luchas a favor de la independencia del pueblo cubano y latinoamericano.
Bravura y entereza los distinguen. Aunque nacieron en siglos diferentes, la fecha resulta propicia para que cada año la Mayor de las Antillas les rinda merecido tributo a estos dos héroes.
Especialmente en Santa Clara, una marcha desde el obelisco al Titán de Bronce, en la Vigía y hasta la Plaza del Che, donde reposan sus restos, convoca a los jóvenes a seguir su ejemplo.
Ochenta y tres años separan sus nacimientos, pero muchos son los puntos en contacto entre ambos. Maceo, urgido por las circunstancias del exilio, recorre varias naciones de América Latina, mientras que el guerrillero cubano-argentino, llevado por su afán de conocimientos y aventuras, también transita por gran parte de la geografía latinoamericana.
Los dos, en su momento y como parte de las luchas por la independencia de Cuba, protagonizaron la invasión de Oriente a Occidente. El Titán de Bronce, junto al Generalísimo Máximo Gómez, evidenció sus cualidades excepcionales de estratega militar durante la epopeya de 1895, y sus gloriosas heridas en combate fueron sus más preciados trofeos de guerra.
Muchos años después, a finales de 1958, el Che reeditó junto a Camilo Cienfuegos otra invasión de Oriente a Occidente durante la guerra de liberación contra la tiranía de Fulgencio Batista.
Profundo sentido de dignidad y humanismo caracterizó a los dos combatientes, que, como detallan los estudiosos de sus vidas, siempre buscaron conocer las inquietudes y anhelos de los soldados bajo su mando.
Tanto Maceo como el Che se preocuparon por la suerte de otros pueblos del mundo. El protagonista de la Protesta de Baraguá expresó su deseo de combatir también por la libertad de Puerto Rico, mientras que Ernesto Guevara partió hacia otras tierras preocupado por la suerte de los más humildes.
La historia se ha encargado de unir a estos dos valerosos y honestos hombres, que dejaron una profunda huella en la contienda de Cuba, pero también de toda América Latina.
De ellos diría el líder histórico de la Revolución cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz:
«Maceo era ya un personaje legendario cuando el Che vino al mundo. Si uno afirmó que quien intentara apropiarse de Cuba recogería el polvo de su suelo anegado en sangre si no perecía en la lucha, el otro anegó con su sangre el suelo de Bolivia tratando de impedir que el imperio se apoderara de América. Ambos fueron invasores de Oriente a Occidente; ambos murieron en combate; ambos son hoy símbolos insuperables de valor e intransigencia revolucionaria».
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