21 de Marzo: Cuba y Namibia, solidaridad perpetua
Momentos inolvidables sobresalen en la historia de las relaciones entre Cuba y Namibia, establecidas en el ámbito diplomático a raíz de la independencia del país africano el 21 de marzo de 1990.
CAPAC – Por Julio Morejón, tomado de Prensa Latina
Sin embargo, ese vínculo fraternal entre los dos países es anterior al fin de la desocupación de las tropas racistas sudafricanas y del apartheid, contra el cual luchó la guerrilla de la Organización Popular de África Sudoccidental (Swapo) junto con los soldados internacionalistas de la patria de José Martí y Fidel Castro.
Apoyar a los hijos de la tierra de Namas y Hereros, donde el colonialismo alemán perpetró el primer genocidio de la historia moderna, fue también saldar la deuda de honor con África y poner en alto el carácter humano que caracteriza al archipiélago caribeño en su trato con un continente enormemente expoliado por Occidente.
Toda referencia a Namibia deberá hacerse con la convicción de que fuimos uno en la trinchera, como se demostró en la Batalla de Cuito Cuanavale, que frenó las acciones del ejército sudafricano y la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita) en esa región sudoriental. Allí las tropas de Angola, Cuba y el Ejército Popular de Liberación de Namibia (PLAN), brazo armado de la Swapo con apoyo de miembros del Umkhonto We Sizwe (Lanza de la Nación), ala militar del Congreso Nacional Africano (ANC) de Sudáfrica, derrocaron a las fuerzas del apartheid y dieron una nueva perspectiva a la región austral.
Esa gloria resultó la hazaña revolucionaria que irradió a todo el continente y se materializó a tono con la solidaridad manifiesta de los históricos lazos que durante siglos sostuvo África con Cuba; recordemos la gesta independentista en la que miles de exesclavos comprometieron sus vidas. Esos son antecedentes que constituyen las raíces de la fraternidad bilateral y que se expresó claramente cuando las fuerzas del apartheid lanzaron la llamada operación militar Reno, la segunda más importante desatada contra Angola y durante la cual los agresores perpetraron la masacre de Cassinga.
LA MATANZA
El 4 de mayo de 1978, aviones sudafricanos bombardearon el campamento de refugiados namibios en la localidad angoleña de Cassinga; tras el primer asalto, las tropas racistas se ensañaron con indefensos moradores, entre ellos niños y ancianos, quemaron almacenes con suministros, la escuela, los albergues y el hospital.
‘Durante la acción, las tropas del régimen de Pretoria utilizaron gases tóxicos que paralizan el sistema nervioso, violando las prohibiciones internacionales establecidas al respecto’, citó el diario cubano Granma en la descripción de los sucesos que causaron centenares de muertos.
Las fuerzas cubanas acantonadas en Tchamutete, a unos 15 kilómetros al sur de Cassinga, partieron hacia la zona en medio de ataques aéreos sudafricanos; los soldados llegaron cerca del campamento de refugiados, desde donde obligaron a retirarse a los racistas y prestaron auxilio a los sobrevivientes.
Conforme con declaraciones difundidas en círculos diplomáticos, Sudáfrica intentó justificar el crimen al indicar la existencia de un campamento guerrillero allí, pero ese argumento lo desmontó una delegación de Naciones Unidas que viajó al lugar y entrevistó a sobrevivientes.
En aquella ocasión la ONU no se prestó para encubrir el crimen, pese a las presiones de Estados Unidos, que sostenía una alianza estratégica con el gobierno del apartheid y lanzó una andanada tóxica a través de sus ‘medios masivos’, para trastocar la realidad e identificar a la Swapo como una organización terrorista.
Respecto a esa matanza Erica Shafuda, entonces una adolescente namibia, expresó: ‘Nunca vi tantos muertos por las balas, bayonetas y bombas. Fue un ataque que duró todo el día’. Ella salvó la vida en una trinchera ‘en el medio de los cuerpos de las personas muertas’, como recogió el sitio ventanapolitica.cu.
Se calcula que el campamento de refugiados fue atacado con más de mil bombas antipersonales, perecieron más de 600 personas y otras 300 sufrieron heridas, algunas estadísticas refieren más de un millar de víctimas.
La actuación cubana en Cassinga ejemplificó la solidaridad con África, la llegada de los internacionalistas a ese sitio contribuyó a salvar vidas de refugiados heridos y de sobrevivientes escondidos en los bosques cercanos; muchos de esos niños y adolescentes llegaron a Cuba en 1978, cuando se fundó la primera escuela de la Swapo.
Resúmenes del rescate de sobrevivientes namibios de Cassinga citan que 16 combatientes cubanos perecieron y alrededor de 80 sufrieron lesiones, debido a las minas terrestres ‘sembradas’ y por el asedio de la aviación sudafricana del apartheid cuando trataban rescatar a aquellos civiles.
EN ESCUELAS CUBANAS
La periodista Marta Rojas escribió: ‘Cuando se produjo la masacre de Cassinga, tan insuficientemente divulgada en el mundo por la prensa occidental, ya funcionaba una escuelita cubana en Chibía para niños namibios refugiados en Angola’, un precedente de los planteles para alumnos extranjeros en la Isla de la Juventud.
Varios testimonios reiteran que los niños namibios acogidos en Cuba llegaron aún tensos, sorprendidos, al muelle de Nueva Gerona desde donde luego se dirigirían a las Escuelas Secundarias Básicas en el Campo (ESBEC) que les acogerían.
‘En nuestras escuelas en la Isla, nos recibió un amplio número de profesores y profesoras que nos adoptaron como si fuéramos sus hijos. Allí comenzó el primer reto para ellos y para nosotros: la comunicación y la enseñanza en español’, narró Erica Shafuda.
La solidaridad entre Cuba y Namibia es perpetua, no solo fue en los tiempos de la guerra, sino que continuó ampliándose y hoy se fortalece con la cooperación en las esferas de salud, educación, agricultura, deporte, pesca y otros renglones de interés bilateral.
El exembajador del país africano en La Habana, Jerobeam Shaanika, confirmó en 2018 al semanario económico y financiero Opciones que ‘hace pocos años se creó un grupo de trabajo conjunto entre los dos gobiernos’; se analizan las áreas citadas y se evalúan otras nuevas, lo que muestra el fortalecimiento de la hermandad.